La
vida de un artista en este mundo, es una de las vocaciones más difíciles. El
arte es una necesidad del espíritu humano que es guiada por él para su
realización. En la mitología griega las musas eran las encargadas de recordar a
los hombres, a través de los artistas, las maravillas que Zeus había hecho con
el universo, después de haber restablecido el caos hecho por Urano su padre y
haberlo sometido bajo su dominio. En la actualidad, el artista continúa
desempeñado esta labor, como parte de la mente colectiva de los hombres,
recordándoles a estos, las maravillas de la creación de Dios, mediante la
exaltación de las mismas por medio de sus obras de arte. Desagraciadamente, la
sociedad en que vivimos, deidificando valores materiales y dándole a la razón
la supremacía sobre el espíritu, está creando una sociedad ateo-materialista
donde una nueva generación de artistas, exaltan sus errores, haciendo del arte
moderno, una actividad desespiritualizada, donde un chimpancé, un elefante o
una computadora, son capaces de hacer una obra de arte. Yo en lo personal, me
siento como una especie en extinción, almacenando mis pinturas en cajones, sin
ninguna idea de promoción y pasando horas inmensas de trabajo, creando páginas
en el Internet que nadie visita o se
interesa en ellas. No sé si en este día me levante pesimista o simplemente
molesto conmigo mismo, por lo que deseoso de alejar de mí todos estos
pensamientos, decidí dar un giro a mi rutina y tomando un libro que estoy
leyendo, mi cuaderno y un lápiz, cerré mi caluroso taller y tome el autobús que
me deja en el centro, para de allí transferir a otro que me lleva a uno de los
centros comerciales más bellos de la ciudad y que en el pasado, utilicé para
"iniciar" mi carrera de artista en Houston.
"Houston
Galería" con sus modernos y elegantes edificios y tiendas, ha logrado su
fama en el mundo entero. El nivel subterráneo, cuenta con una pista de patinaje
en el hielo y está rodeada de restaurantes y bares donde la clientela se
divierte del espectáculo de patinadores mientras disfruta de su comida o de su
bebida, todo esto en un ambiente de relajación lleno de cosas agradables para
la vista y el paladar que te hacen olvidar un poco de lo desagradable de tus
problemas. En los 80's, la economía de los EU, especialmente la de Houston, se
vio afectada por la crisis del petróleo, quizás por eso, uno de los
restaurantes de este lugar, nos permitió a mí y a otros artistas, a ofrecer
nuestros servicios de retratistas en las mesas de su negocio, buscando una
forma más de promoción en esta época de crisis. El gerente me dio una tarjeta,
con la cual los empleados me regalaban el café, y las meseras y empleados con
los que compartíamos, nos regalaban sándwiches o pan, al ver como pasábamos
algunas veces los días, sin obtener clientes para nuestro trabajo. Mi espíritu
se había sensibilizado al arriesgar mi situación económica por un empleo cuya
remuneración era incierta pero que estaba llena de satisfacciones y me hacía
abandonar otra ocupación que me daba para satisfacer mis gastos y necesidades.
Por fin llegué a Galería y me dirigí de inmediato al área de restaurantes que
rodea la pista de patinaje. Nuevos nombres de restaurantes y bares de los que
yo había conocido, ocupaban el lugar. Me metí en uno de los más populares y
ocupando una mesa de las que dan al frente mirando hacia la pista de patinaje,
ordene un café. Verme rodeado de gente que parecía feliz y satisfecha de la
vida, hizo cambiar mi estado de ánimo. La visión de bellas patinadoras y la de
los niños que hacían esfuerzos por no caer, ayudaron a realizar este cambio.
Abrí mi libro dispuesto a disfrutar de este momento cuando sentí la presencia
de un joven que no tenía la apariencia de mesero. Su pelo era de un castaño
claro, modernamente cortado, sus ojos eran brillantes del color de la miel y su
boca, mostraba unos dientes blancos y perfectos que al sonreír, obligaban a
responder de la misma manera. Sin presentarse, se sentó en mi mesa,
divirtiéndose con la mirada llena de preguntas que mostraba en mi cara y a
pesar de no conocerle, sentí una presencia familiar que me inspiraba gran
confianza. “¡Hola!” le salude, “¿tienes algún problema en el que pueda ayudarte?”, Él se sonrío, y me contesto: “Me haces sentir bien, al ofrecerme tu
ayuda, pero soy yo en realidad, el que siempre te ha ayudado” Me sorprendí, queriendo entender a qué se
refería. “Soy tu Ángel Guardián” me dijo sin preámbulos, y al decir esto,
sentí como si mi mesa se hubiera salido de este lugar y colocado en otro, donde
no pude percibir la sensación del tiempo y solo él y yo estuviéramos presentes.
Después de algunos segundos que pudieron haber sido horas, volví a sentir que
mi mesa regresaba a su sitio, allí estaba él, todavía presente, sentado
enfrente de mí, con su aspecto jovial de no más de 20 años, vestido como
cualesquier joven de esta época, orgulloso de su corte de pelo y de sus tenis.
Cuando llegó la mesera con mi café, mi corazón volvió a turbarse, al notar que
lo miraba y le preguntaba por su orden. Con su sonrisa contagiosa, le
respondió: “Tráigame una malteada de
fresa, una hamburguesa con queso y papas fritas, por favor”. Ella anotó su orden y dirigiéndose a mí me
pregunto si deseaba algo más, ordene un platillo de la carta y anotándolo
también en su libreta, se alejó de la mesa. Tratando de explicar mis dudas, me
dijo: “En tu barrio, el café donde
viste a Miguel, es un lugar pequeño y la gente que va a él, es casi siempre la
misma, por eso no vio conveniente que le vieran contigo, pero aquí, es
diferente, es un lugar grande y nadie notara si mañana regresas y no te ven
conmigo”.
“¿Dónde
te he visto antes?” Le
pregunte. “Siempre he estado a tu
lado, desde tu nacimiento y lo estaré hasta tu muerte, donde te mostraré el
camino que hayas elegido”. “Cuando
eras pequeño, no me molestaba en ocultarme, aparecía ante ti coma un niño más
grande y te consolaba cuando llorabas o te arrullaba cuando dormías y tu mamá
no estaba a tu lado”. “Siempre te he
protegido del peligro y solo he dejado de hacerlo, cuando la voluntad de Dios
me lo ordenaba”. “Cuando creciste y
tu mente empezó a iluminarse con la razón, me hice presente en forma invisible,
ayudándote a encontrar lo que perdías o buscabas, inspirándote pensamientos de
amor o alejándote de tentaciones y peligros”. “Poco a poco, tu voluntad fue tomando acciones consientes de ti, fue
entonces que empecé a respetar tu voluntad, alegrándome cuando me invocabas en
tus oraciones”. “Algunas veces te
perdiste en las tinieblas, pero permanecí cercas de ti, a pesar de no poder
ayudarte, siempre anhelante de que tu corazón pidiera auxilio para saltar a tu
lado a socorrerte”. “Recuerdas la vez
que regresabas hambriento de aquella iglesia, después de haber escogido entre
ir a misa y comulgar o quedarte en tu trabajo y comer, yo fui quien en forma de
niñita, bajo de aquel auto en que otros ángeles hacían el papel de mi familia,
y te extendí una bolsa con una hamburguesa, soda y papas fritas”. “También fui yo quien pisó los frenos del
camión de 18 ruedas, ante la sorprendida mirada del chofer que no te había
visto, al cual te atravesaste buscando un hueco para que el padre Juan Manuel
pudiera meterse de reversa tratando de salir de una ruta equivocada al cruzar
la frontera por un puente de carga pesada”. “Recuerdas que te dijo todo
asustado ¿Acaso pensabas detener ese camionzote con solo extender tu mano? Y tú
le contestaste Si, Sin saber porque lo hiciste”. “Yo fui también quien en forma
de viejo, te mostró el camino de la escalera cuando de noche, en Atlanta,
pensabas tomar un elevador abierto a la calle para tomar el metro y donde 2
malhechores estaban esperando a que entraras”. “Y cuando te perdiste en
Washington, una mañana en la niebla, en que en vez de caminar a la parada de
autobús, te adentraste en un barrio peligroso donde dos sujetos te seguían y de
repente aparecí yo entre la niebla, como un atleta musculoso, acompañado de su
novia y tú, dando media vuelta, me seguiste a la parada correcta del autobús,
ante la mirada llena de terror que inspiré a los que te seguían”.
“Si
lo recuerdo y ahora lo entiendo” le dije, “también eras tú,
cuando en el camino a la Ciudad de
México, de repente la niebla en la madrugada cubrió mi parabrisas y no pude ver
el camino y todo asustado baje los vidrios para que entrara aire y en eso
apareciste tú, como un trabajador de construcción, con una bandera roja,
alertándome del peligro de que el camino empezaba a declinar, ¿no es verdad?
Platícame, quiero saber de ti, ¿Cuántas veces más has estado visible a mi
lado?” Con la agradable sonrisa de
sus labios, se reacomodo en su asiento y envolviéndome en su mirada, comenzó
con su relato: “Te podría seguir
contando de innumerable veces en que me he hecho presente en tu vida,
guiándote, auxiliándote, confortándote, pero no es por eso que estoy hoy
visible a ti, sino para contestar algunas de tus muchas preguntas que vienen a
tu mente”. “Tienes razón” Le respondí “Quisiera conocer más de ustedes, pero
también más de su misión. ¿Por qué Dios los asigna a cuidar de cada uno de
nosotros a pesar de conocer quiénes serán condenados?”
“Te
diré; Dios en su gran amor e infinito poder, no quiere que nadie muera
"eternamente" te lo pongo entre comillas porque este concepto no lo
entenderías aunque te lo explicara”. “Él ha dejado el Libro de la Vida en
blanco, para que ustedes con su voluntad, escojan su destino”.
Nadie
está predestinado a la salvación o a la perdición, pero es la gracia de Dios la
que más se necesita para lograr el triunfo, por eso la importancia de los
sacramentos. Profetas, predicadores, maestros de la Ley y por supuesto sus
Ángeles, han sido enviados para prevenir, auxiliar y reprimir al hombre en sus
acciones, incluso, les dió a María, como su madre, para que con su maternal
figura los guiara hacia su hijo que es el camino al Padre. La palabra en la
Biblia, es como el agua que da vida a tu espíritu, como la semilla que se
planta en tu corazón, pero la gracia de Dios, es la única que abre la mente de
los hombres y les da a conocer verdades del Reino que a otros les niega. El
Espíritu de Dios está siempre en todos nosotros y es el que nos da la vida.
Pero ¿Que han hecho ustedes con todo esto? Mataron a sus Profetas o se burlaron
de ellos; Hicieron infecundo su corazón para la semilla que quiso ser plantada;
Dudan de la existencia de sus Ángeles porque sus sentidos no los perciben;
Crearon una Magdalena casada con Jesús, que lo llenó de hijos que andan huyendo
del terror de ser eliminados por la Iglesia, negando de esta manera la
Divinidad de Jesús, aunque Dios no necesita de este tipo de familia para
realizar sus planes; Dicen que el hombre en su triunfo de la razón sobre el
espíritu, es el que ha creado a Dios y no Dios al hombre; Rechazan a María su
madre como instrumento inmaculado de Dios para engendrar a su hijo y la llenan
de más hijos, hermanos de Jesús, tratando de minimizar su figura, sin entender
que esa fue su misión de ser creada, para compartir con Dios el misterio de la
encarnación y es ella misma quien se reduce al ofrecerse como su humilde
esclava y es esta humildad la que la engrandece ante los ojos de Dios.
“¿Qué
pasa con los Ángeles que han perdido el alma que le fue conferida para
cuidarla?”
“Veras, nada hay más absurdo que pensar que "les van
a cortar la alas" a los que hayan perdido el alma que les fue asignada
para su cuidado”. “En verdad, ni nosotros sabemos las razones de Dios para
escoger sus ángeles adecuados para cuidar de cada persona, pero conociendo de
su inmensa sabiduría, no dudarnos de su decisión”. “Los Ángeles siempre estamos
con ustedes mientras haya luz en su vida, pero al morir, aquellos que hayan
elegido el camino de las tinieblas, renunciando a Dios, serán como sombras
incompatibles con la luz, por lo tanto, también lo serán para con nosotros,
pero seremos nosotros quienes los llevarán al punto del camino que ustedes
hayan elegido para recorrer”. “Si es el de la luz, sus mismos ángeles los
guiaran, si es el de las sombras, serán los demonios quienes se encargaran de
conducirlos”.
¿Cuál es el plan de Dios, después de la muerte? Le pregunté.
“Quiero
responderte, aplicando una mentalidad humana a mis palabras. Dios crea un
universo espiritual donde el tiempo y la materia no existen, lo puebla de
Ángeles y de maravillas en un paraíso en el cielo (Otra dimensión), después
crea un universo material y separando la luz y las tinieblas, crea un paraíso
en la tierra lleno de colores. 7 colores que es el número de la perfección de
acuerdo al lenguaje numérico que los hombres utilizan. Pone entonces, Dios al
hombre, en ese mundo de perfección, conocido como paraíso celestial, donde no
se conoce la enfermedad, la vejez ni la muerte. Mucho antes, en su soberbia,
los ángeles rebeldes habían manchado la inmaculada brillantes del paraíso en el
cielo y Dios creó las tinieblas de la cual surge la materia en las cuales fueron arrojados. Los ángeles rebeldes
conocen que están destinados a descender al fondo de las tinieblas donde habrán
de desaparecer de su existencia espiritual, pero en el ínterin, Satanás,
entrando en el cuerpo de una serpiente, se hace presente en el paraíso terrenal
y tentando a la mujer, hace que esta haga participar a su compañero del pecado
de desobediencia en la prueba que Dios les había puesto para comprobar su amor
y lealtad hacia él. Desgraciadamente no fue la desobediencia lo que irrito a
Dios, sino el pecado de soberbia de querer ser igual que Él, lo que hizo que
los condenara a la muerte física y por supuesto Satanás reclamaría la muerte
espiritual a la que los demonios fueron sentenciados. Dios desterró al hombre y
a la mujer del paraíso, al que ahora llamaremos “Perdido” y creo la muerte para
la materia con que fue hecho el cuerpo humano, que aun que se transforma y renueva, sin el espíritu de Dios está
condenada a extinguirse en las tinieblas. Sin embargo el hombre sigue siendo
cúspide de esta creación, convirtiéndose en eslabón de dos universos o
dimensiones distintos, aunque paralelos. Como queriendo borrar todo lo anterior
que me dijo, agrego: Por supuesto, todo esto que te explique, es solamente
especulación angelina, ya que solo Dios conoce
esta respuesta. A propósito, me dijo Miguel, que Rafael te visitará y
acompañará en un viaje a la historia del hombre. Siempre ha sido el favorito de
Dios para acompañar a los viajeros. Él te explicará muchas preguntas que han
quedado en tu mente, pues además de ser un experto viajero, es un gran narrador”.
Una
hermosa jovencita se acercó en ese momento, su rostro estaba triste. Mí Ángel
presuroso se puso a conversar con ella, después me explico que la joven era el
ángel de la mesera y estaba preocupada de un problema en el que ella se estaba
metiendo, después, moviendo su mano en el aire, sin los exagerados movimientos
de magos de películas de Holywood como Harry Potter, pude ver un universo que
se abría y pude contemplar a los ángeles que acompañaban a todas las personas
que caminaban en tiendas y pasillos. Todos eras bellísimos, pero también pude
ver una muchedumbre de seres obscuros rodeándolos como sombras. Cuando se
dieron cuenta algunos de ellos, de que yo los miraba sorprendido, ellos también
se sorprendían, mi Ángel me explico que aún para ángeles y demonios, la
voluntad de Dios era un secreto, como este de permitirme verlos. Antes de
desaparecer me dijo: “Mientras
vivas, siempre estaré a tu lado, y para finalizar, contestaré a una pregunta
que te has estado haciendo desde el principio. ¿Por qué siendo espíritu, pude
disfrutar de esta hamburguesa con su malteada y papas fritas? Muy sencillo,
convertí el alimento en energía que no es la misma a la que me da la vida.
Ustedes hacen lo mismo, solo que en ustedes, es transformada, no rechazada, en mí
solo produjo chispitas agradables que regresé al universo al cual pertenecen”.
Y
dicho esto, desapareció junto con la visión del mundo espiritual que se movía
alrededor mío. Sin embargo me propuso, antes de partir, otras entrevistas en
lugares diferentes, para que me trajeran recuerdos, como ese de Galería. Voy a
tener que hablar de ellas, en capítulos siguientes de los "Ángeles
Fieles" porque están ligados a otras experiencias en esta historia. Fui a
pagar mi cuenta a la caja y al salir del lugar, vi a la jovencita que me había
servido en mi mesa, discutiendo con ojos llorosos, con un jovencito poco mayor
que ella. Alcance a oír del pequeño que cargaba en sus entrañas y del deseo de
su compañero de producirle un aborto. A pesar de que ya no podía ver a mi ángel,
ni al resto de seres espirituales que nos rodeaban, si pude seguir contemplando
al ángel de aquella joven, que en un rincón, con ojos tristes, oraba en
silencio por ella.
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